Fuertes frente al independentismo catalán

Editorial

La abstención con un 46% del total de votantes fue la triunfadora en los comicios celebrados en Cataluña el pasado 14 de febrero. Si a esto le unimos los votos de los partidos no nacionalistas, no resulta tan claro el triunfo de los independentistas, pero, en cualquier caso, estos disfrutarán de nuevo del poder y seguirán en la senda del enfrentamiento con el resto de los españoles.

Ante el asombro de muchos de nosotros, coinciden las declaraciones de los condenados por el golpe de estado de hace unos años, con noticias sobre su posible indulto. Es una cosa completamente incomprensible, para muchos, que quienes no sólo no se arrepienten, sino que insisten en volver a delinquir, según el actual código penal, salgan beneficiados impunemente de la cárcel. 

Sin embargo, no debemos caer en la instrumentalización del debate que pretenden ganar los desleales que han utilizado, durante años, los recursos económicos entregados por el Estado para mejorar las condiciones sociales de los catalanes, en enfrentarlos con el resto de sus compatriotas. Al tiempo que algunos se enriquecían de una manera vergonzante robando a manos llenas. 

No debemos caer en esa trampa, debemos tener bien claro que Cataluña es una parte indisoluble de España. Ni por asomo podemos imaginar que los Pirineos dejen de ser la frontera natural de España con Europa. Cataluña, con la Constitución en la mano, jamás dejará de formar parte de España, jamás. Y el Estado debe ser lo suficientemente fuerte como para hacer valer el peso de la ley en este sentido. Herramientas tiene más que suficientes para ello y todos esperamos que nunca, ningún Gobierno pase a la historia como aquel que disolvió la Nación.

Y aquí no caben medias tintas, ni triquiñuelas de estado libre asociado, ni nada por el estilo. Cataluña no es una nación, no lo ha sido nunca, ni lo será jamás. Esto es lo que debemos tener todos muy claro y exigir, como hacemos ahora, al Gobierno, que cumpla con la ley, ni más, ni menos.