DESDE LISBOA A VLADIVOSTOK

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DESDE LISBOA A VLADIVOSTOK

Los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son evitar la colusión entre los vasallos, mantener los flujos tributarios y su dependencia defensiva.

Hace unos meses, en una tertulia con un alto funcionario de  la Comisión Europea este se lamentó de lo difícil que estaba resultando la creación de una “identidad europea”. Uno de los asistentes le sugirió que quizás la propia UE tenía su parte de culpa  porque estaban desapareciendo de los sistemas educativos nuestras raíces griegas y romanas, incluyendo el estudio de ambas lenguas, las raíces cristianas y una gigantesca herencia filosófica. Nuestros hechos constituyentes ineludibles –añadió- son eliminados por decretos sucesivos de tal modo que cada día es más difícil entender una Europa sin la  memoria de su genealogía.

Otro de los asistentes señaló que, al hablar de Europa, solo hablábamos de una pequeña parte y olvidábamos Rusia. Al mismo tiempo, añadió un tercero, esto sucedía en una UE con cada vez menos peso global y “empobreciéndose a crédito propio”. Esto centró la conversación en Rusia y, lógicamente, llegamos a la  cuestión de Ucrania que todavía parecía lejos de la actual situación.

Otros contertulios, con larga experiencia diplomática en estos territorios, recordaron que desde los años 90 Rusia se esforzó en tener un papel en la seguridad europea–  tratando de convertir la OSCE en nuestra  principal institución defensiva sin encontrar respuesta positiva. Lo mismo sucedió tras plantear la entrada de Rusia en una OTAN derivada del tratado de Dunquerque, – Nota 1— y que habría dejado de tener sentido en opinión de algunos grandes países europeos, Rusia entre ellos.  Algo más tarde, en 2008,  Medvedev propuso una estructura defensiva europea no subordinada a los EEUU y dos años más tarde todos recordamos a Putin proponiendo una gran Europa, “desde Lisboa a Vladivostok”, que es bien entendida como horizonte estratégico pero que produce una especie de vértigo tras más de 70 años de dependencia de Washington y el recuerdo de la URSS por algunos de los antes satélites soviéticos. Ninguna de estas ideas mereció respuesta  por parte de Europa en cuyo territorio prosiguió la escalada de la OTAN con la incorporación de nuevos países y la inaudita designación de Rusia como adversario o enemigo.

Cuando se desintegró la Unión Soviética la OTAN contaba con doce miembros.  Durante aquellas conversaciones entre el Kremlin y Washington se dieron garantías verbales bien documentadas de que, una vez desaparecido el riesgo que planteaba una URSS expansiva ideológicamente, la OTAN no tendría ya sentido.  Hoy esa misma institución militar tiene unos treinta miembros lo que ha ido creando en Rusia una lógica preocupación a la que hay que añadir la certeza de haber sido engañados. Desde entonces Rusia acentúa el esfuerzo de modernización de su armamento y comprueba  la dependencia de Europa “occidental” de los diseños estratégicos de los EEUU.

En 2014, durante el gobierno de Yanukovich, el parlamento  de Kiev había decidido no pedir su entrada en la UE y mantener sus lazos con Rusia. El resultado fue el golpe de estado que derribó violentamente al entonces presidente electo de Ucrania y precipitó acontecimientos. Rusia, en una operación por sorpresa, tomó sin derramamiento de sangre la península de Crimea.  En la región industrial del Donbass –Donetsk y Lugansk– se alzaron milicias de rusos étnicos que hoy, casi ocho años más tarde,  siguen intercambiando fuego de artillería y acusaciones con el ejército de Ucrania. Unos días después del rescate físico de Yanukovich por tropas especiales rusas,  la población de Crimea votó masivamente reintegrarse en Rusia. Hoy la península, del tamaño de Galicia, dispone de  un puente de diez y ocho kilómetros que une la ciudad de Kerch con Rusia. –Nota 2–.    Crimea es la base de la flota rusa del Mar Negro desde los tiempos de  Catalina la Grande – gentil anfitriona y protectora durante cuarenta años de la Compañía de Jesús expulsada entonces de Europa occidental–. En el resto de Ucrania más de la mitad de la población es de raíces rusas mientras la parte occidental es muy  anti rusa desde los tiempos del georgiano Stalin que se lo ganó a pulso.

La crisis del 2014 se zanjó con los llamados “acuerdos de Minsk” en los que se negociaría la federalización del Donbass dentro de Ucrania. Estos acuerdos llevan años estancados dado el escaso interés de Kiev y sus apoyos norteamericanos que, tras la llegada de Biden, se han ralentizado todavía más. En paralelo, los EEUU se han salido de los anteriores acuerdos de seguridad nuclear con Rusia lo que les deja las manos más libres para instalar misiles nucleares de alcance medio cada vez más cerca de Rusia en suelo europeo. Esta salida supuso también el cese del tratado de  Cielos Abiertos con vuelos de inspección de cada parte en el territorio de la otra. Todo ello ha ido enajenando el ánimo de Rusia hasta que se ha producido lo que hoy vivimos.

Ha sido Biden quien ha venido proclamando que las maniobras rusas proximas de su frontera con Ucrania y  en Bielorusia estaban destinadas a preparar una inminente invasión. Numerosos países de la OTAN se han prestado a suministrar armamento a Ucrania y en algún caso tropas. En YouTube es fácil encontrar videos que muestran la presencia de mercenarios de habla inglesa en Ucrania lo que ya sucedió en  2014 en el frente de Mariupol. Los muertos en el Donbass por los bombardeos de Ucrania desde 2015 hasta mediados de Febrero, superan los 14,000 civiles de los cuales no hemos querido saber nada en Occidente.  Según el presidente estadounidense la fecha del ataque  iba a ser el pasado 16 de Febrero. Una semana después se ha iniciado el ataque ruso por varios frentes.  Al escribir estas líneas seguimos preocupados  sin saber cuándo terminará la invasión o cómo. Las crónicas nos lo dirán porque no es ese el objeto de estas líneas.

Con Gran Bretaña ya fuera de la UE se ha hecho más evidente que los grandes países de Europa –Alemania, Francia, Italia y discretamente España—no tienen gran  interés en empeorar las relaciones con Rusia, un coste inmenso para todos nosotros,  y que preferirían una defensa colectiva más autónoma en vez de una OTAN que perdió su función original y que ha servido para intervenciones como las guerras de Iraq, Libia, o Siria con ya más de un millón de muertos –muchos de ellos cristianos locales como revancha del extremismo musulmán– y  millones de refugiados de los que luego nos quejamos. Poco a poco y a pesar de la retórica guerrera se instala la certeza de que no se puede construir la propia seguridad a expensas de la de nuestros vecinos.

Llegados aquí es necesario traer a colación dos personajes clave de la Geopolítica occidental, uno de ellos es Mackinder (1861-1947) y, el otro, Brzezinski (1928-2017). El primero sostuvo que para dominar el mundo es imprescindible controlar o neutralizar la Gran Masa Euroasiática porque en ella se concentran los mayores recursos naturales y, con diferencia,  la  mayor parte de la población mundial. El segundo, Brzezinski, aplicó este principio a la geopolítica de los EEUU durante sus largos años como miembro de  instituciones norteamericanas y globales (Trilateral, Agencia de Seguridad Nacional, Gobierno y un gran intelectual y profesor). Las tesis de Mackinder y de Brzezinski son poco conocidas del gran público pero, a nuestros efectos, es necesario destacar un párrafo de la obra de Brzezinski “El Gran Tablero de Ajedrez”,  que no deja dudas de por qué estamos hoy pendientes de  otra guerra en nuestro territorio y a punto de destrozar nuestras relaciones intraeuropeas para un siglo más. El párrafo, –página 48 del original en inglés–,  dice así: … los tres grandes imperativos de la geoestrategia imperial son evitar la colusión entre los vasallos, mantener los flujos tributarios y su dependencia defensiva”. Más claro, imposible.

Espero de corazón que se recupere el buen sentido y tengamos paz en una Europa en la que nadie se sienta amenazado. Desde Lisboa a Vladivostok. Nos va demasiado en ello.

 

Nota 1– Resumen histórico de la OTAN https://www.youtube.com/watch?v=nGxIY5sGAAQ

Nota 2 – Puente de Kerch: https://www.elpais.cr/2019/12/23/la-union-europea-reacciona-a-la-inauguracion-de-la-linea-ferroviaria-del-puente-de-crimea/

 

SALTAR DE LA OLLA

La batalla cultural e ideológica en la que se ve inmersa la cosmovisión cristiana de la persona es un hecho cada vez más evidente. Las corrientes relativistas, nihilistas, materialistas y, en especial hoy en día, la ideología de género, han creado un caldo de cultivo en el que el ciudadano medio no nota como el agua de la olla va tomando temperatura. Nos vemos acomodados a una inercia de la que es difícil salir, teniendo la sensación que, como la rana de la moraleja, nos veremos escaldados por no haber saltado a tiempo.

Sin embargo, en muchos entornos sobre esta situación se reflexiona, se discute y, en muchos casos, se proponen ideas y alternativas a esas corrientes. Se quiere dar la batalla. Vemos con alegría muchos ya levantados del sofá. Está en juego la intrínseca dignidad de la persona, aquella que los principios del humanismo cristiano defienden y pretenden desarrollar.

Se dice que el primer paso de la solución de un problema es conocer que existe una piedra en el camino. La tenemos identificada. Sigamos proponiendo otra cosmovisión, para transmitir a todos y cada uno que esas corrientes aparentemente amables son corrosivas a: la persona, la vida, la verdad y a la postre a la libertad. No solo hay que llegar con la idea, hay que llegar bien, hay que llegar lejos. Hay que llegar a todos.

Los contenidos a transmitir están ahí, en el rico, profundo y extenso contenido del humanismo cristiano. ¿Qué falta? Divulgarlo, quitarse los complejos, simplificar los mensajes para que lleguen a toda la sociedad. Porque todos tienen que tomar decisiones en la vida en la que una adecuada iluminación, una propuesta alternativa al pensamiento dominante, es imprescindible. No se puede pedir a las personas concretas determinadas posturas vitales y morales si nunca han conocido de su existencia.

Las herramientas, los contenidos a transmitir, están ya, y se pueden poner a trabajar con aun mayor entusiasmo y eficacia. Manos a la obra.

El intolerable chantaje del independentismo catalan

Hace unos días don Pedro Aragonés, presidente de la Generalitat de Cataluña acudió a la tribuna del Club Siglo XXI en Madrid. Presentado por la señora Carmena como “un hombre de diálogo”, ha dejado perplejo a más de uno que ve en la actitud del político catalán más monólogo que diálogo, Aragonés vino a Madrid a repetir sus cansinos mantras. Bien sabe este señor que puede venir a la Capital del Reino cuando quiera y como quiera a exponer sus tesis sin temor a que nadie le moleste, cosa que no ocurre ahora mismo en la Comunidad Autónoma que él preside donde los derechos fundamentales y las libertades que la Constitución reconoce a todos los ciudadanos están limitadas para los no independentistas.

Volvió Aragonés a pedir el anticonstitucional referéndum y amenazó al presidente del Gobierno con explorar- otras medidas”-, si el ejecutivo, no cede a las pretensiones de los independentistas. Es de suponer que esas medidas están en relación con el apoyo a un ejecutivo que no ha tenido ningún problema para ir de la mano de antisistema, proetarras y nacionalistas exacerbados en su intento de constitucionalizar la ruptura y dinamitar el consenso constitucional. Esto nos suscita una gran inquietud. Parece que su objetivo no es otro que desatar dinámicas desestabilizadoras con el fin de quebrar los equilibrios que han hecho perdurable la Constitución de 1978.

El problema de oír una y otra vez las intenciones de separarse de España es que, aunque las sabemos imposibles desde el punto de vista de su constitucionalidad, sí van calando poco a poco en una sociedad que asiste perpleja a este espectáculo. Aunque no existe una clara contrapartida de opinión que diga claramente que NO, ningún gobierno español permitirá la fragmentación de una parte del territorio nacional. Pero ¿hasta dónde están dispuestos a presionar los unos y a aguantar los otros?. Estos últimos no parecen tener muchos escrúpulos y mucho nos tememos que ese diálogo al que se refiere Aragonés termine con alguna fórmula extraña que contente a los separatistas en detrimento de la unidad de España.

Un Estado democrático no debe aceptar que se empleen medios en una parte de su territorio para someter a una determinada población a la que como electorado no se consigue convencer de la independencia ni con la calle ni en las urnas.

No parece que surta ningún efecto el franco declive económico y social al que se encamina Cataluña, ya evidente. Ni que este tenga mucho que ver con la poca fiabilidad que ofrecen unas autoridades que se niegan a cumplir, sistemáticamente, las leyes de forma escandalosa.

Nosotros abogamos por un Estado fuerte que utilice todos los recursos constitucionales a su alcance para exigir, a todos, el cumplimiento de la Constitución y la  Ley.

Intervención de Jose Amengual en la Cena de Navidad 2021

HUMANISMO Y POSHUMANISMO

1. DOS COSMOVISIONES ANTAGÓNICAS
– HUMANISMO: LA CULTURA DE LAS TRES COLINAS

El Gólgota: El Cristianismo La Acrópolis: La Filosofía El Capitolio: El Derecho

– POSHUMANISMO: LA CONTRACULTURA DE LAS TRES CAVERNAS

El Nihilismo: La imposibilidad de conocer la verdad.
El relativismo moral: La validez de todas las concepciones morales.
El identitarismo excluyente: La sustitución de la identidad personal, la que nos hace únicos, por la de pertenencia a un colectivo excluyente.

– La Civilización se ha desarrollado sobre la base humanista, consagrando las libertades y derechos individuales como propios de la dignidad ontológica del ser humano y ha progresado aplicando la ecuación:

PROGRESO = LIBERTAD + RESPONSABILIDAD + CREATIVIDAD + RIESGO

– El Poshumanismo conlleva:
. Restricción de las libertades individuales
. Abolición de la ética de la responsabilidad . Freno a la creatividad
. Desincentivación del riesgo

– El Poshumanismo impide el progreso individual y social, por lo que es incompatible con la sociedad del conocimiento, la única que nos abre la senda de la consolidación de la Civilización y de su futuro.

2. POSHUMANISMO, TOTALITARISMO Y ÉLITES GLOBALES

– La Civilización construida sobre la cosmovisión humanista ha producido una extraordinaria evolución cuanticualitativa, de forma directa en los países democráticos e indirecta en países con regímenes autoritarios o totalitarios:

. Crecimiento exponencial de la población mundial, frenada por el auge del Posthumanismo que propugna el aborto y el descarte de la natalidad.
. Culturización de la población mediante el acceso generalizado a la educación.

. Extraordinario desarrollo económico que ha dado lugar a unas clases medias mayoritarias.
. La estructura organizativa piramidal está siendo sustituida por sistemas en red.

. Socialización centrada en las megalópolis.

– Esa acelerada evolución se ha producido en un nuevo marco económico, tecnológico y geopolítico:

. Hipertrofia del gasto público.
. Endeudamiento público y privado inasumible.
. Deslocalización y dispersión de la producción.
. Logística internacional especialmente vulnerable.
. Eclosión generalizada de las TICs, Tecnologías de la Información y la Comunicación.
. Globalización / Generalización del libre mercado.
. Fracaso del uso de la fuerza militar en los conflictos regionales.
. Irrupción del meteoro chino en el tablero geoestratégico mundial.
. Emigraciones masivas.
. Nuevo mapa energético y nuevas materias primas.
. Creciente supeditación de los estados – nación a una jerarquía globalista autoritaria.

– La pujanza de las sociedades de ciudadanos libres e iguales o con crecientes aspiraciones a serlo, ha puesto en peligro el poder de las élites

oligárquicas globales, que están reaccionando con la adopción de una estrategia de implementación de la cosmovisión poshumanista, instrumentada a través de la ideología totalitaria neocomunista. De esa forma se configura una connivencia a escala mundial entre los grandes poderes económico-políticos, que supeditan el antagonismo ideológico al colaboracionismo contracultural.

3. LA DISTOPÍA POSHUMANISTA

Con el fin de conseguir la hegemonía de la cosmovisión Poshumanista, las élites globalistas han generado una batalla cultural sustentada en una proposición contracultural tan irracional como contradictoria en términos, por lo que, tarde o temprano, esa batalla está abocada al fracaso:

. El nihilismo es absolutamente incoherente con la imposición de lo “políticamente correcto”.

. Unas élites que suprimen la libertad intelectual se están negando el progreso en todos los órdenes, por lo que están renunciando a su propio futuro.

. El proceso de sustitución de la persona con sus libertades y derechos por el de pertenencia a un colectivo predeterminado, al que se le otorgan privilegios discriminatorios, choca frontalmente con la necesidad innata de la persona de realizarse como tal y no como perteneciente a un colectivo.

. El asalto a las libertades individuales comporta la sustitución de la meritocracia y el pluralismo por la “diversocracia” y la “cancelación”.

. Las políticas contraculturales terminan cercenando el desarrollo cultural, científico, tecnológico y económico, por lo que el sistema que las adopta está abocado a su implosión.

José Amengual
Madrid, diciembre 2021

 

EL DESCRÉDITO DE LAS INSTITUCIONES

Las encuestas más fiables y las apreciaciones personales coinciden en que la confianza en las instituciones nacionales está cayendo, sobre todo entre los jóvenes. Y esto nos parece sumamente grave. No sólo porque puede parecer injusto la generalización de determinados comportamientos, sino porque el desencanto y algunas intenciones populistas pueden desenganchar al ciudadano de sus obligaciones como sujeto político. Y esto es especialmente peligroso, sobre todo si esos populistas llegan algún día al poder.

Este descrédito viene marcado por los comportamientos de algunos políticos que, a su evidente falta de preparación intelectual y profesional, añaden unas formas que no se corresponden, en absoluto con la corrección política que debe observarse. Y esto queda evidenciado tanto en las intervenciones en las cámaras legislativas, como en las opiniones que se manifiestan en las redes sociales. Así como el abuso de los medios que el Estado pone a disposición de los políticos para el desarrollo de su labor.

Pero probablemente es la anteposición de los intereses partidistas a los de España como nación lo que más contribuye al descredito de las instituciones políticas. Los pactos entre los partidos para mantenerse en el poder, a toda costa, incluso con aquellos antisistema que persiguen la destrucción del modelo político que inauguró la Constitución de 1978, escandalizan a muchos ciudadanos.

La profesionalización de la actividad pública, con los privilegios de los políticos, en un momento de grave crisis económica, no hace más que empeorar la imagen de la clase política entre los españoles. La profesionalización de la política no sólo priva de experiencia laboral a quienes tienen que legislar, sino que hace que se aferren al poder a toda costa. No es nada extraño que al preguntar a los españoles cuales son los principales problemas que, en estos momentos tiene España, el mal comportamiento de los políticos figure en sexto lugar según el CIS.

Con todo, pensamos que la mentira sistemática, el incumplimiento de las promesas electorales, la negación insistente de pactos que terminan fructificando por intereses, no ya de partido, sino estrictamente personales, eso es lo que más está contribuyendo a ese peligroso descredito de las instituciones públicas.

Javier Morillas, nuevo consejero del Tribunal de Cuentas

El catedrático de Economía Aplicada formará parte durante nueve años del supremo órgano fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del Estado y del sector público.

El catedrático de Economía Aplicada Javier Morillas ha sido nombrado uno de los seis nuevos consejeros del Tribunal de Cuentas que han jurado su cargo esta semana. El acto, que se celebró en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados, ha estado encabezado por los presidentes del Congreso y del Senado, Meritxell Batet y Ander Gil, respectivamente.

Durante su discurso, la presidenta ha subrayado que “en un contexto de múltiples desafíos como el actual se hace más urgente y relevante responder con profesionalidad, honestidad y razonamiento a la tarea que los nuevos consejeros están llamados a ocupar desde este jueves, para la que, a su juicio, no necesitan más que autonomía, autoridad e independencia». 

Tribunal de cuentas.jpg Javier Morillas Consejero.jpg

Y ha añadido que los consejeros deben ser “capaces de combinar las exigencias propias del derecho de defensa de quienes se someten a vuestra fiscalización y jurisdicción y las necesidades derivadas de la exigencia de controlar la administración de los recursos públicos”. Batet se ha mostrado segura de que los nuevos consejeros sabrán añadir a sus capacidades y méritos los sentidos de «equilibrio» y «proporcionalidad».

Junto a Javier Morillas han sido elegidos nuevos consejeros: María del Rosario García Álvarez, magistrada de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Madrid; Elena Hernáez Salguero, expresidenta del Tribunal Administrativo de Contratación Pública de la Comunidad de Madrid; Rebeca Laliga Misó, subdirectora General del Notariado y de los Registros; Joan Mauri Majós, profesor titular en la Universidad de Barcelona; Luis Antonio Ortiz de Mendivil Zorrilla.

De esta forma, se unen a los otros seis miembros, que han renovado su cargo durante este encuentro. Los doce consejeros arrancan con un mandato de nueve años y entre ellos elegirán quién presidirá la institución y cada una de sus secciones (Fiscalización y Enjuiciamiento), cargos que se van renovando cada tres años.

LO QUE LA PSICOLOGÍA DEBE AL CONCEPTO CRISTIANO DE VIRTUD

¿Qué es la salud? Es un concepto tan polifónico que es difícil dar una respuesta única. Pero la OMS se aventura a ello: “el perfecto estado de bienestar, físico, mental y social, y no la mera ausencia de enfermedad”.

La definición no es del todo original. Siglos antes, Boecio ya se había referido al “estado perfecto por la reunión de todos los bienes”, siendo éstos de tres tipos: exteriores, del cuerpo y del alma.

¿Qué subyace en todo ello?, una noción que conecta con el concepto de virtud en la visión antropológica cristiana. Se trata de una cuestión con una larga tradición que, sin embargo, está de plena actualidad. No en vano, la llamada Psicología Positiva tiene entre sus principales rasgos distintivos la indagación en el pleno desarrollo humano a través del concepto de virtud.

Nuestra universidad contribuirá a sacar a la luz lo que la Psicología debe al concepto cristiano de virtud. Lo hará con la celebración del Congreso Internacional ‘Virtud, Psicología y Salud Mental: el aporte de la concepción cristiana de las virtudes a la Psicología’.
Se celebrará durante los días 10 y 11 de diciembre y contará con la participación de referentes en la materia como Jean-Claude LarchetMercedes Palet Fritchi, Craig S. Titus o Ignacio Andereggen.

Consulta toda la información en la web del congreso.

LA CULTURA DEL ESFUERZO EN ENTREDICHO

EDITORIAL

Esta izquierda que gobierna en estos momentos en España no deja de sorprendernos. Tan sólo podemos explicarnos algunas de las decisiones que el Consejo de Ministros adopta, si tenemos en cuenta la cuota de utópicos antisistema que forma parte del Gobierno.

Ahora le toca el turno a la eliminación de los exámenes de recuperación para que pasen al curso siguientes quienes no han sido capaces de superar los exámenes de las asignaturas correspondientes. En definitiva, se trata de eliminar la llamada cultura del esfuerzo entre nuestra juventud, igualando en lo malo a los estudiantes que no verán compensado su sacrificio, con las consiguientes repercusiones sobre el futuro, tanto de estos de estos jóvenes, como de la propia sociedad en general.

Con una tasa del 31, 3% de alumnos que han repetido curso antes de los 15 años, España se sitúa en segundo puesto de los países de nuestro entorno, sólo superados por Bélgica. Quizás el Gobierno tan sólo pretende enmascarar estas cifras tan negativas. Si así fuera, consideramos que es todo un error. O quizás pueda tratarse de perjudicar el ascenso social igualando a todos por lo bajo.

Hace unos años, el escritor Rafael Nadal se preguntaba el porque del abandono por parte de la izquierda de algo tan esencial como el esfuerzo, el sacrificio, el ahorro y el trabajo. El nuevo paradigma de una izquierda absolutamente desvalorizada parece encontrar acomodo en todo lo que no suponga ningún esfuerzo. Parece que quieren emular a aquella burguesía, con tintes parasitarios, que tanto combatieron hace muchos años. Todo lo encuentran razonable con tal de captar adeptos votantes.

Sin embargo, la cultura del esfuerzo sigue siendo esencial para una sociedad que pretenda ser más justa y libre. Si los jóvenes no aprecian el necesario sacrificio para obtener los proyectos de vida que se propongan, será muy difícil que entiendan los conceptos básicos de la convivencia en democracia.

Querencias totalitarias de élites parasitarias

Con el invierno casi encima y la electricidad por las nubes, algunos gobiernos están empeñados en que, para poder trabajar, la gente sea obligada a vacunarse con vacunas que no impiden que sus portadores vuelvan a contagiarse. Llama la atención esta fiebre por prohibir que tienen los dirigentes de las hasta ahora tenidas por democracias occidentales. Gobiernos que recurren cada vez con mayor frecuencia a la creación de nuevos tipos penales y sanciones administrativas por cuestiones que, en ocasiones, son mera expresión del pensamiento y del sentido común.

Con la Italia de Draghi copiando a la Rusia de Putin y en estado de protesta civil ante la negación del derecho al trabajo a personas sanas no vacunadas,  la pasada semana las autoridades de British Columbia advertían a sus residentes de una nueva restricción: reunirse en la propia casa con amigos también sanos pero no vacunados. Canadá se esmera en ser  la joya de la corona de las neo democracias “Woke”,  del Nuevo Orden Mundial y de la modificación retroactiva de la historia. Aspiran a ser los primeros de la fila en la tierra prometida de la Corrección Política que en cada momento se nos imponga. En los términos anunciados por Tocqueville tal parece que hemos llegado a la fase del “Despotismo Democrático”.

 

Hay que irse cuarenta años atrás para comparar lo que está sucediendo hoy con lo que hicieron los gobiernos de entonces con una enfermedad tan grave que no hay  comparación posible con el Covid19: el Sida. Una enfermedad infecciosa que todavía hoy sigue creciendo y matando un mínimo de 800,000 personas al año –sin contar los muertos vivientes– y que ya es responsable de unos cuarenta millones de muertos.

Pues bien, en aquellos años no se le ocurrió a ningún gobierno occidental poner filtros en las fronteras ni tocar los derechos de reunión ni de movimiento. Todo lo contrario porque de hecho se redujeron controles como la exigencia de certificados de no padecer enfermedades infecciosas para entrar como residentes en algunos países. Brasil o EEUU por ejemplo. Como resultado de aquella sorprendente y, por sus efectos, criminal actitud,  el Sida se expandió por todo el mundo y se quedó entre nosotros para siempre con una mortandad muy superior a la del Covid19 tras la ola inicial. Los lectores de más edad recordarán las críticas de Occidente a la URSS y a China por tratar de controlar la entrada en sus territorios. Dos problemas análogos y dos actitudes gubernamentales diferentes. Entonces lo políticamente correcto fue no poner trabas a la difusión de la enfermedad.  ¿Por qué? ¿Cui prodest?

 

También por la misma época, a mediados de los 70, en Europa eran prácticamente inexistentes los coches diesel.  Europa incentivó  su uso hasta superar hoy día el 70% del parque de vehículos. Los EEUU y Japón, reacios, no tuvieron más remedio que ponerse a fabricar estos vehículos para nuestro mercado y nunca llegaron a tener penetraciones tan altas como las europeas en sus parques automovilísticos que, debidamente demonizados, son una gran fuente de ingresos fiscales.

Hoy, los usuarios europeos de esos vehículos adquiridos con religioso respeto por la legalidad, son penalizados fiscalmente y sus derechos de libre circulación reducidos y discriminados. Una expropiación de hecho sin la compensación constitucionalmente requerida. Se anuncia ya su prohibición absoluta y la obligación de sustituirlos por alternativas mucho más caras o la colectivización. Parece el sueño de un Schumpeter senil: la “destrucción no creativa” como forma de acelerar la reducción de la capacidad  industrial y el empleo de calidad.

 

Todo ello en medio de un incremento impresionante del Impuesto del CO2 –eufemísticamente llamado “derechos de emisión”– que ha pasado en muy poco tiempo desde los 4.5€ tonelada  a cerca de los 50€ por tonelada  según el reciente informe del Banco de España, nº 2120. No es posible que gobiernos plagados de “expertos”, se sorprendan de que esta política fiscal, discretamente oculta en la prensa diaria, esté resultando en cierres empresariales y de centros de producción de materiales como aluminio, acero, cemento, cerámicas, cristales, etc. Todos ellos necesitan y necesitarán ingentes cantidades de energía en su producción y la evolución artificial, controvertida  y artificiosa del impuesto citado niega a Europa  no solo la recuperación de las industrias perdidas sino el mantenimiento de muchas de las actuales. Es así  inevitable lo que estamos viviendo: una gran pérdida de competitividad y una inflación de las que hacen época.

 

Todo ello sucede en medio de un también silenciado y muy importante retroceso de la primacía de los EEUU y Europa en Patentes y Propiedad intelectual. En solo treinta años hemos pasado de ser el origen del 75% de la actividad mundial en ambos factores a representar apenas un 25% de las nuevas solicitudes. La primacía mundial, el  65%,  ya se ha trasladado a Asia –China, Japón, Corea, etc. Corea, por cierto, por delante de la UE en nuevas solicitudes de patentes y otros derechos de este tipo. La gravedad de este dato del último informe de la Oficina Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) es tremenda.

 

En la génesis de este sombrío panorama tenemos lo evidente: Políticas Públicas.

 

Lo cual trae a primer plano el  clamor creciente sobre la calidad de nuestros liderazgos. A fin de cuentas, este es su legado: la pérdida de nuestras fortalezas históricas y la consiguiente pauperización rampante y, de momento, a crédito.

 

Para encontrar causas plausibles de este comportamiento destructivo, hay que recordar a Arnold Toynbee cuando explicaba que las civilizaciones colapsan cuando sus élites, antes creativas, pasan a ser parasitarias y para perpetuarse aceleran el declive y tratan de reemplazar a sus poblaciones  recurriendo a lo que dicho autor llamaba eufemísticamente  “proletariados externos”.

 

 

 

LOS INTERESES OCULTOS DE LA GUERRA EN AFGANISTÁN

“La guerra es dinero, dinero y dinero”, decía Napoleón, y en el caso de Afganistán no ha sido una excepción. El coste de los 20 años de conflicto para EEUU asciende a 2.26 miles de millones de dólares, estima la Brown University, la mayor parte destinados a pagar al complejo militar industrial y a intereses financieros.

El valor en bolsa de las mayores empresas de dicho complejo industrial, Boeing, General Dynamics, Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon, United Technologies, se ha multiplicado por diez gracias a sus cuantiosas ganancias durante el conflicto. Y aunque han muerto 241 mil personas el pueblo afgano sigue siendo uno de los más pobres del mundo y la ocupación no ha conseguido hacer adelantar a su sociedad, ni siquiera crear un mínimo Afganistán libre fronterizo con la ex-URSS que con su simbolismo hubiera podido capitalizar los frutos sembrados y donde refugiar y acoger a lo mejor de su población que ahora huye en vez de resistir. Se calcula que el 90% de los afganos viven por debajo del umbral de dos dólares de ingresos diarios, y es el primer país del mundo en mortalidad infantil. Sin embargo Afganistán tiene tres riquezas, opio, tierras raras y Litio.

Ciertos analistas consideran la guerra de Afganistán como la tercera guerra del opio de los anglosajones en el corazón asiático; las dos primeras del opio fueron libradas por el Imperio británico contra China, la de 1839-1842 y la segunda 1856-1860. La actual ha supuesto un incremento de la cosecha de amapolas en Afganistán para conseguir opio con sus derivados morfina y heroína, lo que ha supuesto una fuente de ingresos extraordinaria para sus habitantes. Los salarios de la plantación de amapolas duplican a los de otras actividades agrarias, calculándose que más del 60% de la financiación de los talibanes durante la guerra procedía del comercio de opiáceos, siendo la industria más grande del país de la propia guerra.

Pero con estos ingresos extraordinarios el país estaba desaprovechando los ingentes recursos minerales que tiene en litio y tierras raras. La falta de seguridad e infraestructuras venían impidiendo la extracción de estos minerales, ya que se necesitan 16 años de media desde el descubrimiento de un yacimiento para que una mina empiece a producir Es poco probable que esto cambie pronto bajo el control talibán, pero hay países como China, Pakistán e India, que están interesados en sus recursos minerales a pesar del caos actual.

Afganistán posee inmensas reservas de Litio que lo podrían convertir en la “Arabia Saudita del Litio”. Su principal yacimiento está en la provincia meridional de Ghazni, uno de los grandes depósitos sin explotar del mundo, mayor que los yacimientos de todo Bolivia, país que hasta hoy posee las mayores reservas de este material. El litio es un componente esencial y escaso, para las baterías recargables y otras tecnologías limpias vitales para afrontar la crisis climática y reducir las emisiones de carbono. Junto con las tierras raras son vitales para la

economía emergente del siglo XXI. Tras la retirada aliada, el mayor temor está en la alianza de los talibanes y China con el fin de explotar recursos como el Neodimio, indispensable para las aplicaciones de las nuevas tecnologías, chips, armas de alta precisión, drones, satélites, aviones furtivos e hipersónicos. El uso creciente de las tierras raras lo vemos en loscoches eléctricos que necesitan seis veces más de las mismas que uno convencional; o en los imanes necesarios para hacer funcionar las turbinas eólicas. Las reservas de estos materiales en Afganistán se estima que tienen un valor de mil millones de dólares.

Tres países, China, República Democrática del Congo y Australia representan actualmente el 75% de la producción mundial de tierras raras. China es el líder mundial en su extracción teniendo un 35% de las reservas globales, y amenaza

con disminuir su exportación a EEUU. En los próximos años China espera ser el líder mundial en energías verdes y las tierras raras son hasta ahora insustituibles por su densidad y propiedades físicas, siendo imprescindibles para su futuro.

Mientras, la caída de Afganistán en manos de los islamistas talibanes, provoca un éxodo migratorio que descapitaliza un país que vuelve a perder otra generación. Y con ella, sin luchar, a su mejor gente en medio de una crisis política y humanitaria que hace que nos preguntemos también ¿qué va a pasar con su enorme riqueza mineral sin explotar?. Porque la nueva geopolítica de las tierras raras en el siglo XXI nos muestra la gran vulnerabilidad de EEUU frente a China. Quizá esa haya sido la peor derrota de Washington, si no consiguen controlar estos materiales estratégicos que Pekín podría pasar a monitorizar.

Miguel Ángel Solana Campins. Centro de Economía Política y Regulación